El Instituto de Oftalmología y Hospital La Arruzafa ha finalizado la decimoquinta campaña de revisión ocular gratuita a escolares cordobeses detectando un promedio de patologías oculares causantes de ambliopía de un diez por ciento, cinco puntos por encima de las estadísticas habituales.
Después de realizar revisiones clínicas a más de un millar de niños desde su puesta en funcionamiento, los especialistas del centro advierten sobre la importancia de la “detección precoz” de defectos visuales que pueden ocasionar ambliopía, patología también conocida como “ojo vago”, según ha explicado el responsable del Departamento de Oftalmología Infantil del centro sanitario, Diego Torres.
Así, ha matizado que “la mayoría de padres no saben que sus hijos sufren esta tipo de anomalía”, una circunstancia que “únicamente se puede detectar en consulta, dado que ni los niños ni los padres son conscientes de su presencia puesto que la mayoría de las veces no produce sIntomatología”.
Torres, que ha alertado sobre las “irreparables consecuencias” que supone para la persona el no reconocer dicha patología, explica que “a partir del los ocho años, no se pueden tratar”, por lo que ha insistido en “la necesidad de realizar una revisión médica exhaustiva alrededor de los cuatro años de edad”.
La campaña desarrollada por el Hospital La Arruzafa, promovida desde su Fundación, se lleva a cabo con alumnos de colegios que solicitan una revisión para sus escolares en etapas infantiles con el objetivo de “poder facilitar a los padres una información precisa sobre la salud ocular de sus hijos”, ha asegurado Torres.
La ambliopía, es una situación que se origina en la infancia como consecuencia de alteraciones del desarrollo visual durante el período en que el niño aprende a ver y que produce una “disminución de la agudeza visual en uno o en ambos ojos”, apunta el especialista.
La importancia del diagnóstico precoz resulta “fundamental para prevenirla y para aplicar tratamientos tempranos que sólo son posibles en el períodos de plasticidad cerebral”, entre la etapa del nacimiento y los siete años, según ha precisado.
En la mayoría de los casos, los niños no tienen capacidad para referir los defectos visuales que pueden padecer al carecer de una sintomatología que pueda ser detectada por su entorno, salvo en raras ocasiones.
Fuente: Fundación La Arruzafa.