En 1985 la Asamblea General de Naciones Unidas decretó el 5 de diciembre como Día Internacional del Voluntariado. Desde entonces, esta jornada recuerda la encomiable labor que miles de personas desarrollan en todo el mundo.
Son muchas las motivaciones que llevan a quien -parece que- lo tiene todo para dejar por unas horas, semanas, meses o años su comodidad y darse a los demás. A veces se sustentan en convicciones religiosas, otras en la firme apuesta por una causa y, en ocasiones, una combinación de ambas es la que hace posible que el número de voluntarios se mantenga e incluso crezca año tras año.
Y es que, no hace falta irse lejos para ayudar, ni siquiera requiere mucho tiempo. Basta sacar una hora a la semana y visitar los barrios más desfavorecidos o un hospital de la ciudad en la que uno vive para marcar la diferencia en la vida de los demás. Un voluntario aporta su conocimiento, su esfuerzo, sus recursos personales, para prestar un servicio de forma desinteresada, recibiendo -paradójicamente-, mucho más de lo que dan.
Así, al menos, lo afirman varios estudiantes que colaboran de forma activa con el Servicio de Voluntariado y Acción Social de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, cuyo responsable es
Manuel Martínez. Las principales líneas de acción del Voluntariado de CEU Andalucía giran en torno al apoyo a la educación -Red de Apoyo a la Educacion (RAE)-, proyectos de atención a la mujer y cooperación internacional para el desarrollo, estando también presentes en comedores sociales, campamentos de verano, campañas de recogida de ropa y alimentos o acciones vinculadas a voluntariados sociales, culturales y deportivos.
Un alumno del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU, implicado en el proyecto Maparra -localizado en la Parroquia Jesús Obrero, de las Tres Mil Viviendas-, afirma que “cuando ayudas, siempre sales ganando. Hay gente -continúa- que no tiene en su vida lo que nosotros consideramos como normal, como por ejemplo el afecto de sus padres. Seas el mejor o el peor estudiante en la universidad, tienes la oportunidad de convertirte en héroe para otras personas que han tenido menos suerte que tú”.
Tal es la implicación de muchos de los alumnos de los centros educativos de la Fundación San Pablo Andalucía CEU que, algunos de ellos -una vez finalizada su etapa formativa-, continúan prestando su colaboración o vuelven al cabo de los años para comprometerse con algún proyecto de los que están en marcha. Es el caso de una antigua estudiante del Grado en Educación Infantil que, dos años más tarde de concluir sus estudios, ha contactado de nuevo con el Servicio de Voluntariado y Acción Social para “ayudar a otras personas que lo necesitan, porque es algo que me hace sentir tremendamente útil. Yo voy a colaborar, como lo hacía antes, en un colegio para brindar apoyo a niños en riesgo de exclusión social y sé que voy a recibir mucho más de lo que voy a dar”.