Esta mañana ha quedado presentada la gran exposición para el otoño y el invierno en el Centro Cultural CajaGranada, una producción de Fundación CajaGranada y Fundación Cajasol: ‘La vanidad de su belleza. Granada como imagen para el arte’, dedicada a la evolución de la imagen de Granada en el tiempo a través de su paisaje.
La muestra, que estará abierta hasta el 6 de enero de 2020, fue presentada a los medios de comunicación por el director de CajaGranada Fundación, Fernando Bueno, la subdirectora de cultura de Fundación Cajasol, Gloria Ruiz y uno de los comisarios de la exposición, Iván de la Torre.
Fernando Bueno comenzó por agradecer a Cajasol su colaboración en la producción de una muestra singular que nos va a permitir reflexionar sobre el imaginario de Granada a través del arte de los últimos 150 años, así como a los comisarios, Iván de la Torre, Juan Ramón Rodríguez-Mateo y Miguel Arjona, por el trabajo realizado y a las instituciones y particulares que han cedido su obra para esta exposición tan singular.
‘La vanidad de su belleza. Granada como imagen para el arte’ es una exposición dedicada a la evolución de la imagen de nuestra ciudad en el tiempo, a través de su paisaje. “A ello ha contribuido, indudablemente, la plasmación que los artistas han hecho de ella a lo largo del tiempo, sobre todo, desde la época de los románticos, que construyeron una imagen ideal y fantasiosa de la ciudad en sus lienzos y grabados, dándoles ese toque arabizante y exótico que, todavía hoy, conforma el imaginario colectivo de tanta y tanta gente. Sobre eso trata ‘La vanidad de su belleza. Granada como imagen para el arte’, una muestra que ofrece al espectador la evolución de la mirada de los artistas sobre la ciudad. Que enseña cómo ha sido plasmada y reinventada en los últimos 150 años y que nos muestra cuánto ha contribuido a conformar la imagen de Granada”.
Fernando Bueno terminó su intervención destacando que “esta muestra es una colección de magníficas y variadas obras de arte que, durante los próximos meses, se convertirá en punto de encuentro artístico y cultural que ofrecerá infinitas posibilidades a los espectadores, incluyendo obras radicalmente actuales dado que ha habido artistas contemporáneos que han pintado obra ex profeso para esta exposición”.
Gloria Ruiz, por su parte, destacó que es un placer venir a Granada ya que el convenio suscrito entre Cajasol y CajaGranada Fundación está dando buenos frutos, dado que la unión hace la fuerza. “Estar en Granada para nosotros es fundamental. Tenemos ámbito andaluz, es nuestra responsabilidad e ir de la mano de CajaGranada es un placer y seguiremos caminando juntos en el futuro”.
La vanidad de su belleza. Granada como imagen para el arte
Iván de la Torre, uno de los comisarios de la muestra, explicó el origen del título de la exposición, basado en un texto de Edmondo De Amicis y el contenido de la misma, que busca trasladar la evolución de la mirada de los artistas sobre la ciudad; cómo —a lo largo de los últimos 150 años— Granada ha sido plasmada y reinventada. El punto inicial son artistas que, en las décadas finales del siglo XIX, retoman el imaginario romántico generado años antes para re-fundar una imagen de Granada que ha pervivido hasta nuestros días. Imagen que casi se mantiene, con contadas pero notables excepciones, hasta la década de 1960 cuando dos granadinos extraordinarios, José Guerrero y Manuel Ángeles Ortiz, abren la puerta a nuevas formas de mirar la ciudad.
La exposición consta de una selección de en torno a 40 piezas de 32 artistas nacionales e internacionales. Las obras proceden de colecciones de titularidad pública como el Museo de Bellas Artes de Granada, Fundación Pública Andaluza Rodríguez-Acosta, Diputación de Granada-Centro José Guerrero, Patronato de la Alhambra y Generalife; y de numerosa colecciones privadas.
Granada como referente simbólico
Existen posiciones plásticas en las que, por encima de cualquier otra deriva, la sensibilidad aboga por perseguir una imagen ideal. Estas posiciones son muy conscientes de que esa voluntad choca frontalmente con unos paisajes sociales y geográficos cotidianos que distan mucho de ser ideales. El término medio combina ambas esferas, las hace plausibles. Uno de los meridianos fundamentales de estos paisajes imaginadamente reales pasa necesariamente por la ciudad de Granada, una ciudad dicotómica, enfrentada consigo misma, con su presente y con su historia. Una urbe que ha sido, desde un pasado relativamente cercano, territorio en el que la conciencia crítica ha quedado, sin duda, diluida por la propia imagen que de la ciudad se ha ido construyendo.
Granada se debate entre la complacencia de un ‘ser’ ya (aparentemente) conformado contra el que no se puede luchar; la conciencia del ‘estar siendo’ (cotidianamente) de una determinada forma de la que ya no queda ni el reflejo; y la voluntad de avanzar (o no) hacia un futuro abierto que no obvie las fracturas del imaginario.
A través de un elemento simbólico y plástico como la celosía, ese entramado geométrico que visibiliza al tiempo que oculta lo enseñado, en un juego de transparencias que nos muestra una realidad interior y una expresividad interior, se orienta un acercamiento a la realidad simbólica de la Granada real y mítica. El alma granadina se identifica con esa doble dirección en la comunicación que pretende mostrar lo que le gustaría ser y hacer invisible lo que en realidad es. Esta semántica se hace verdad en lo arquitectónico y en lo paisajístico, desde la que trasciende hasta espacios plásticos bidimensionales.
Granada ha sido y es referente simbólico, un referente de inspiración para artistas que, desde el interior y el exterior han tratado de desenmascarar sus secretos y de interpretar sus realidades. Como metáfora de lo perdido, de lo misterioso, de lo conquistado, el imaginario granadino funciona a niveles que superan lo literario y lo poético. Granada ha sido el telón de fondo y la protagonista, a un tiempo, de tramas teatrales, del mismo modo que ha servido como excusa para volcar sobre el medio plástico toda la imaginación del creador. Por ello, este imaginario granadino funciona como una unidad verbal que engarza tanto la ciudad-protagonista (a la que le pasan cosas) como a la ciudad-contexto (donde suceden las cosas)
Granada se conjuga en el símbolo, en una unidad verbal que enuncia a la perfección Luis Gordillo en una de las obras seleccionadas para esta exposición: la pregunta es la respuesta (1985). Se trata de dos piezas de distinto tamaño y sensibilidad cromática y gráfica que quedan interconectadas al interferirse ambas de modo invasivo. Basándose en el escudo emblema de la Casa de los Tiros, donde una espada pende sobre un corazón, a cuyos lados opuestos puede leerse ‘El’ y ‘Manda’, el artista andaluz reinterpreta líricamente esa metáfora visual, quizá siguiendo la lección contenida en uno de sus poemas: ‘un cuadro es un lugar de encuentro entre múltiples posibilidades’.
Observando todo lo dicho, todo lo expuesto, todas las corrientes encauzadas y todos los diálogos iniciados, es posible afirmar que Granada también es, ha sido y será proteico y estimulante lugar de encuentro entre múltiples posibilidades.
Información práctica:
LUGAR: Sala de Exposiciones Temporales. Centro Cultural CajaGranada (Avda. de la Ciencia, 2. Granada).
FECHAS: Del 10 de octubre de 2019 al 6 de enero de 2020
HORARIO: De martes a sábado de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:00 horas / Domingos y festivos de 11:00 a 14:00 horas / Lunes cerrado
ENTRADA LIBRE