Una de las grandes amenazas para la sociedad actual son los delitos que se producen en el mundo virtual. En la mayoría de las ocasiones por desconocimiento, se asumen unos riesgos que pueden acarrear graves consecuencias, especialmente para aquellos que más expuestos están a través de las redes sociales o porque no toman las medidas necesarias para mantener ocultos sus datos.
Felipe García de Pesquera, doctor en Derecho y profesor del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU, advierte que “en Internet todo está interconectado y existen registros de todo lo que se almacena, se comparte y se publica. Por lo tanto, aunque borremos fotografías o publicaciones, los proveedores de servicios tienen acceso a esta información. De ahí la necesidad de pensar siempre antes de publicar: qué publicamos, dónde y quién puede llegar a tener acceso, y también determinar, en la medida de lo posible, una correcta configuración de privacidad de nuestras redes. Por tanto -insiste-, un usuario normal por mucho que borre fotos, comentarios y todo lo que no queramos que esté en la nube no podrá borrar por completo su huella digital porque siempre habrá registros en la Red».
“El borrado íntegro de la huella digital sólo lo pueden conseguir profesionales, que no trabajan gratis y, además, requiere mucho esfuerzo y una serie de procedimientos y no siempre se consigue eliminar completamente todo”, añade.
Especial atención a las redes sociales
En consecuencia, el mejor consejo es pensar previamente qué se va a subir a las RRSS. Actualmente hay unas determinadas plataformas sociales con más o menos influencia entre diferentes grupos de edad, pero esta es una realidad que está siempre en constante evolución.
Según Jesús Fernández Acevedo, docente del Curso de Gestión, Marco Jurídico y Redes Sociales en las Hermandades y Cofradías del Instituto de Posgrado CEU Andalucía, “nos encaminamos hacia un futuro en donde la exposición digital constante y pública de cualquiera de nosotros se configura como la nueva realidad para relacionarnos. Si el trabajo lo llevamos a cabo con medios telemáticos es normal que las relaciones sociales se lleven a cabo a través de redes sociales. El problema es que la adicción a las mismas implica una atención constante, una dependencia irrefutable y, sobre todo, una puerta al tecnoestrés y a la depresión digital, olvidándonos de vivir el presente y convivir, atendiendo a los que nos rodean y a los que más nos necesitan”.
Para evitar estos extremos y caer en riesgos innecesarios, ambos profesores recomiendan “conocer los riesgos y las amenazas de los medios digitales, disponer de una educación digital transversal y actualizada en todas las facetas sociales y laborales, y sobre todo, pensar bien lo que vamos a subir a la Red antes de publicarlo”.
En lo relativo a la formación transversal que mencionan Felipe García de Pesquera y Jesús Fernández Acevedo, cabe destacar que es una constante en los programas académicos de las diferentes titulaciones de CEU Andalucía en cada uno de sus centros. Se trata de ofrecer al alumno una preparación específica en este ámbito, adaptada a cada edad y según las necesidades (colegio, grado, formación profesional, posgrado), para que cada uno -en sus circunstancias personales y laborales- pueda hacer frente a los retos que el mundo digital trae consigo.