La Estación de Acuicultura Marina del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (IMIDA), ubicada en San Pedro del Pinatar (Murcia), ha acogido el taller de trabajo del proyecto AQUABIRD 2000, donde investigadores de la Universidad de Cádiz y del Centro Tecnológico de Acuicultura de Andalucía (CTAQUA), acompañados por empresarios de la zona, han analizado el papel de la acuicultura en el mantenimiento de las poblaciones de aves acuáticas en áreas de la Red NATURA 2000.
En el Levante español, la acuicultura se desarrolla principalmente en jaulas en mar abierto y muchas de estas zonas donde se desarrolla la actividad se ubican en áreas cercanas a zonas de especial protección para las aves (ZEPA). En el taller AQUABIRD se ha debatido las interacciones a nivel ecosistémico de la actividad acuícola y su papel en el mantenimiento de las poblaciones de aves amenazadas.
La mayoría de las empresas y agentes consultados reconocen que el hecho de desarrollar una actividad acuícola en un espacio ubicado dentro o en el entorno de la Red Natura 2000, podría aportar beneficios a la explotación y reconocen el capital natural que pueden aportar las aves en sus instalaciones. Estos beneficios se concretan en un potencial valor añadido a los productos así como una mejor imagen ambiental de la actividad acuícola.
En este sentido, en el proyecto AQUABIRD se ha establecido el papel fundamental que la acuicultura sostenible juega en el mantenimiento y conservación de las poblaciones de aves acuáticas. En zonas costeras de marisma, las instalaciones acuícolas mantienen, por lo general, grandes extensiones con una lámina de agua constante con los niveles adecuados, así como un flujo de materia que proporciona alimento para las aves. En el caso de la acuicultura en mar abierto que se practica en el Mediterráneo, también puede producir efectos beneficiosos sobre las poblaciones de aves, como el caso del paíño europeo (Hydrobates pelagicus), en términos de suministro de alimento ligado a la productividad de estas instalaciones, que pueden tener implicaciones positivas para la sostenibilidad ambiental de la acuicultura.
Por otra parte, se han constatado los efectos negativos que las aves que se alimentan de peces, como es el caso del cormorán grande, producen en las explotaciones de acuicultura, fundamentalmente en términos de depredación directa sobre las especies cultivadas. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar en el desarrollo de medidas disuasorias eficientes que permitan reducir este impacto y que puedan ser testadas en cada instalación. Estas medidas deben ser selectivas y no afectar a otras especies protegidas.
Este taller se enmarca dentro del proyecto AQUABIRD 2000, liderado por la Dirección General de Universidad y Empresa de la UCA y cofinanciado por el Fondo Europeo de Pesca 2007-2013 y la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En este proyecto también participan CTAQUA y las empresas Veta la Palma (dedicada al cultivo de dorada y lubina en estanques de tierra ubicada en el entorno de las marismas de Doñana) y Grupo CULMÁREX (cultivo de dorada y lubina en jaulas en mar abierto en la costa mediterránea).
Fuente: Fundación Ctaqua