La Fundación Antonio Gala convoca anualmente las plazas de alojamiento y manutención para jóvenes creadores de entre dieciocho y veinticinco años en lengua castellana. El objetivo fundamental de estas ayudas es formarlos en la idea de que todos deben enriquecerse con la convivencia, y que dentro de la Fundación pueden “vivir para trabajar sin tener que trabajar para vivir”, una idea del escritor Antonio Gala que se ha visto finalmente cumplida con la puesta en marcha del proyecto que lleva su nombre.
Hasta el día de hoy han pasado por la Fundación unos ciento ochenta jóvenes creadores en doce promociones.
El trabajo de los jóvenes creadores en la Fundación Antonio Gala está presidido por la libertad. No hay profesores que dirijan su actividad, sino que reciben eventualmente la visita de creadores ya consagrados que les orientan y aconsejan. Uno de los pilares de la Fundación Antonio Gala estriba en fomentar la convivencia entre los residentes y enriquecer cada uno su propia disciplina con la de los demás. Es esta “fecundación cruzada”, de la que habla Antonio Gala, la que debe presidir la vida diaria: los jóvenes se reúnen al final de la jornada para explicar sus avances, sus dudas, compartir sus experiencias y enriquecerse recíprocamente. De esta forma, el escritor aprende del músico, el músico del escultor, el escultor del pintor y así sucesivamente.