Hace ya catorce años, acababa de terminar un MBA y estaba buscando un nuevo proyecto profesional – suena muy bien, pero lo que realmente quería era un cambio de trabajo, y, sobre todo, procuraba llegar a ser director general del planeta (jaja)-.
Un abogado y un empresario me propusieron poner en marcha la Asociación de Fundaciones Andaluzas (AFA). Aún recuerdo aquella mañana, y tengo que reconocer que cuando me lo dijeron me quedé un rato pensativo porque no sabía si había escuchado bien: ¿Asociación? ¿Fundaciones? Y sí, había escuchado bien: Asociación de Fundaciones Andaluzas. Sería una asociación que representaría los intereses de las fundaciones en Andalucía y les prestaría servicios para un sector que apenas estaba profesionalizado ni tampoco dimensionado.
“La buena voluntad es admirable, pero no es suficiente para gestionar de forma eficaz y eficiente una ONG”
En un primer momento me desilusioné, tengo que reconocer que no sabía absolutamente nada de este sector, pero después de asimilarlo y de meditarlo durante unos cuantos días acepté el puesto. Tome esta decisión, sobre todo, porque lo que me gusta realmente son los retos y poner en marcha proyectos. Estoy convencido de que tomé una buena decisión porque ha sido una experiencia muy importante en mi carrera profesional y en mi vida. Estos años me han permitido desarrollarme profesional y personalmente, acercarme a muchísimas personas buenas, y conocer de primera mano un sector desconocido, pero que a cada paso que daba me engancha más y más. Poner en marcha el proyecto fue ilusionante, pero sobre todo he disfrutado y aprendido mucho durante el camino hasta llegar hasta aquí.
Antes de seguir avanzado, necesito hacer una aclaración: cuando hablamos de ONG, tenemos que saber que su forma jurídica puede ser o una fundación o una asociación. Y que según el art. 2.1 de la Ley 50/2002 de Fundaciones y el art. 1 .2 de la Ley 10/2005, de 31 de mayo, de Fundaciones de la Comunidad Autónoma de Andalucía, una Fundación es “una organización constituida sin ánimo de lucro y que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general”; y que una Asociación es “una persona jurídica, sin ánimo de lucro, formada por al menos tres personas que persigue un bien común, general o particular”. Dicho esto, os prometo no volver a hacer referencia a ningún artículo de la Ley.
En todo este tiempo, no sé realmente el número exacto de ONG con las que he tratado, pero estoy seguro que más de mil. Una gran parte de las que existen en Andalucía, y otras tantas a nivel nacional e internacional. No me considero un experto en el sector ni en nada, pero si considero que conozco su realidad que es desconocida para gran parte de la sociedad, las empresas e incluso la propia administración. También he visto la evolución del mismo durante estos últimos años. El Tercer Sector, como también lo llaman, hace un trabajo fundamental para el desarrollo social, cultural, educativo, medioambiental, empresarial, en el ámbito de la investigación, la I+D+I, el deporte, la cooperación internacional, etc. No obstante, tenemos que seguir trabajando para que se conozca la importante labor que desarrolla y lo necesario que son para tener una sociedad civil dimensionada que genere una cultura democrática.
“Una fundación o una asociación es una “empresa” con ciertas peculiaridades”
En este punto me gustaría compartir lo que para mí es una ONG. Una fundación o una asociación es una “empresa” con ciertas peculiaridades, pero que debe ser gestionada como una empresa. Se trata de una organización profesionalizada, sostenible, transparente, utilizada como una herramienta. No debemos olvidar su esencia: no tiene ánimo de lucro, pero opera dentro de un mercado en el que hay bastante competencia. Su órgano de gobierno puede ser un patronato y/o una junta directiva, pero todas ellas deben tener en cuenta cuáles pueden ser sus fuentes de financiación, deben medir el impacto de sus proyectos y deben estar abiertas a la colaboración. Aunque muchos piensen que en las ONG solo hay voluntarios, este grupo solo es una parte de sus recursos humanos, que se complementa con el personal retribuido que debe estar formado y capacitado. Por último, estas organizaciones tienen que darle la importancia que se merece a la comunicación para visibilizar sus acciones, aumentar la participación o concienciar sobre tu causa, porque la comunicación está estrechamente ligada con la captación de fondos.
Para mí es una “empresa” porque considero que tiene que ser gestionada como tal. Pero para ello es necesario poner tanto en los órganos de gobierno como en la dirección a aquellas personas que estén formadas para la administración y dirección de este tipo de entidades. A nadie le cabe en la cabeza poner al frente de un consejo de administración o en la dirección de una empresa a alguien que se piense que no está preparado para ello.
La buena voluntad es admirable, pero no es suficiente para gestionar de forma eficaz y eficiente una ONG. En todos estos años he visto fundaciones que han puesto en marcha o incluso las dirigen personas que no están preparadas para ello; otras que gastan más que ingresan y, en definitiva, tienen pérdidas insostenibles.
He visto constituir muchas ONG sin tener previamente un plan estratégico o de viabilidad – aunque hoy día solo tengas que prever los próximos seis meses porque todo cambia muy rápido-, sin saber de dónde vendrán los ingresos y sin conocer qué gastos tendrá. He escuchado tantas veces frases como “tenemos que empatar, ni ganar ni perder dinero”, que me da pena que muchas organizaciones no tengan el objetivo de conseguir muchos fondos para que ello repercuta en sus beneficiarios.
“Es necesario poner tanto en los órganos de gobierno como en la dirección a aquellas personas que estén formadas para la administración y dirección de este tipo de entidades”
La dependencia durante tantísimos años de la Administración Pública y de las Cajas de Ahorro ha hecho muchísimo daño a las ONG en general. En estos momentos, la primera no está y las segundas no quedan prácticamente. Esto ha hecho que muchísimas fundaciones y asociaciones se queden paradas, esperando un dinero – subvenciones o ayudas – que en el mejor de los casos llega en dos o tres años, pero que las va apagando lentamente porque es una dependencia de algo que no está.
Lo más grave de todo es que muchas no han reaccionado para reconvertirse en organizaciones profesionalizadas y sostenibles en el tiempo, con un tamaño acorde a sus recursos y diversificando sus ingresos. Sin embargo, otras sí han hecho los deberes y siguen luchando por el desarrollo de nuestra sociedad.
Espero que este primer post sirva para que tengáis una idea de lo que para mí es una ONG de forma general. Poco a poco iré publicando más sobre las diferentes áreas y materias que intervienen en la gestión de una fundación o asociación.
Escrito por Juan Luis Muñoz Escassi