Sin las condiciones climáticas y orográficas del Reino de Granada no habría sido posible la Ruta de la Seda que unió la península Ibérica y Europa con Oriente, especialmente China, desde hace más de un milenio y que tuvo su máximo exponente entre los siglos XIV y XVIII. Es una de las conclusiones que exponía el presidente de la Red de Puntos Focales, Ruta de la Seda de la Unesco, José María Chiquillo Barber, que participaba en la clausura del ciclo El Agua y la Palabra, organizado por la Fundación AguaGranada en el Carmen del Aljibe del Rey. José María Chiquillo, considerado como la máxima autoridad en cuanto a las relaciones culturales internacionales relacionadas con esta ancestral ruta histórica, que implica una continuada cooperación entre los países que la forman, asegura que Granada se convirtió en la principal productora de seda de altísima calidad de toda Europa.

Granada producía la seda a través de gusanos de seda criados en su territorio gracias a las enormes plantaciones de moreras, especialmente morera blanca, que se crearon en la Vega. La seda se exportaba a través del puerto de Almería hasta Valencia y, desde allí, hacia Italia y el resto de Europa y Oriente. José María Chiquillo Barber, Valenciano, recuerda que aunque en Valencia se realizaba el tratamiento y la confección de la seda, en Granada se creaba la fibra base de toda una impresionante industria que llegó a emplear a más de 70% de la población de Valencia y su entorno.

Pero además, Granada se convirtió en la clave la primera gran globalización que supuso el establecimiento de la Ruta de la Seda. La Unesco, afirma Chiquillo Barber, tiene como objetivo hacer de este hito histórico, que se ha mantenido en el tiempo, una gran ruta de turismo cultural, una oferta turística que ya existe y que puede convertirse en una de las grandes apuestas interculturales, de desarrollo y cooperación que muestre los valores de las culturas, pueblos y paisajes de Oriente y Occidente. “Tenemos un patrimonio común para un desarrollo sostenible, que se complementa con nuestras identidades plurales pero con influencias mutuas”, afirma José María Chiquillo.

Todo lo que, en la actualidad, pueda realizarse bajo el prisma de la gran Ruta de la Sede ha de tener en cuenta Granada y su implicación fundamental en la historia, en un tiempo en el que los caminos del comercio fueron la clave para el conocimiento de los pueblos.

El Carmen del Aljibe del Rey se convirtió también en el centro de un viaje musical entre Oriente y Occidente con la música del dúo Todos los Tonos y Ayres, formado por Abigail R. Horro y Rubén García Benito, que ofrecieron varias piezas musicales extraídas de las culturas de los países que forman la Ruta de la Seda. Un concierto con instrumentos originales de estos países, con el objetivo de dar a conocer las relaciones históricas y musicales que se dieron entre Europa y Asia durante el medievo, e incluso profundizar en la presencia de músicas procedentes de la península Ibérica más allá de nuestras fronteras, a lo largo de esa ruta de mercaderías y cultura.

La Fundación AguaGranada cerraba así la décimo tercera edición del ciclo El Agua y la Palabra, que tiene como objetivo profundizar en el conocimiento y divulgación de la historia y el patrimonio histórico y natural de Granada.