El compromiso y esfuerzo de la Universidad Pablo de Olavide con la atención a la diversidad se ve reflejado en un área tan importante como la búsqueda de sinergias con entidades que apoyen a los y las estudiantes en sus prácticas curriculares y extracurriculares. Por ello, la UPO y la Fundación Altavista han firmado un convenio de colaboración con el objeto crear un marco en el que el estudiantado con discapacidad de la Universidad Pablo de Olavide y los titulados universitarios adquieran una formación plena a través del acceso a la realización de prácticas especializadas que completen su formación académica.
Este acuerdo supone una de las principales acciones en las que está trabajando actualmente la Universidad Pablo de Olavide en el ámbito de la integración y la diversidad funcional, y se integra en el proyecto ‘Close Far Jobs’ de la Fundación Altavista, cuyo objetivo es conseguir que el estudiantado universitario pueda acceder a un proyecto de carrera profesional comenzando con prácticas becadas, contratos de formación y posterior incorporación laboral bajo una fórmula de teletrabajo o Smart Working. Una fórmula que elimina totalmente las limitaciones de accesibilidad y movilidad para el estudiante y le permitirá poder trabajar con cualquier empresa en cualquier lugar del mundo, eliminando todas las barreras existentes.
El convenio ha sido ratificado por el vicerrector de Cultura y Políticas Sociales de la UPO, David Cobos Sanchiz, y el director de la Fundación Altavista, Alejandro Hernández Jaramillo, quienes han estado acompañados por la directora académica de Integración y Diversidad Funcional de la UPO, María José Parejo Guzmán; el director de Innovación Social de esta universidad, José Luis Sarasola Sánchez-Serrano; el secretario de la Fundación Altavista, José Luis Alemany López; y la coordinadora del proyecto, Vanessa Rodríguez Álvarez.
Formación integral e incorporación al mundo laboral
Para los estudiantes con diversidad funcional sus prácticas suponen un punto de inflexión y autovaloración de lo que son capaces de realizar profesionalmente, no solamente por la aplicación de competencias y conocimientos, sino por la integración en un contexto laboral normalizado. “Enfrentarse a un entorno laboral desconocido y “pinchar” la burbuja de estudiante universitario creada desde el primer curso es un auténtico reto. Estas primeras prácticas profesionales son fundamentales para estudiantes con diversidad funcional, especialmente si son personas dependientes, usuarias de lengua de signos, dentro del espectro autista, etc. De unas prácticas satisfactorias para el estudiante y la entidad depende el buen inicio de la orientación e inserción profesional” afirma María José Parejo Guzmán, directora académica de Integración y Diversidad Funcional de la UPO.
Así, en estos momentos marcados por la COVID19 en los que la búsqueda de prácticas para los estudiantes es muy compleja por la escasez de ofertas, entidades como la Fundación Altavista, con su proyecto ‘Close Far Job’, facilitan encontrar la conjunción perfecta entre las características personales y las características del entorno laboral de prácticas. “De esta manera, nuestro estudiantado con diversidad funcional podrá realizar las prácticas satisfactoriamente y las empresas conocerán a profesionales cualificados y altamente motivados laboralmente”, declara María José Parejo Guzmán.