Con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona del Colegio CEU San Pablo Sevilla, los alumnos del centro –desde Infantil hasta Secundaria- acompañados de sus profesores y del equipo directivo, celebraron una ofrenda floral y una Eucaristía en la iglesia del colegio ante la nueva imagen de la Inmaculada, obra del escultor Juan Alberto Pérez Rojas.
Manuel Orta Gotor, director de Pastoral de CEU Andalucía, bendijo la nueva imagen de la Inmaculada, y recordó a los alumnos el papel de María en la vida de los cristianos y en la historia de la salvación, poniéndola como modelo y ejemplo para todos.
Todos los alumnos trabajaron en clase y en equipo las distintas ofrendas, flores de papel y murales que, posteriormente, dejaron a los pies de la Virgen María. También ofrecieron agua “representando la pureza de María” y doce velas que “simbolizan la corona de estrellas de María y las doce características que la representan: amor, disponibilidad, dulzura, obediencia, entrega, alegría…”. La música estuvo presente en todo momento en esta celebración, en la que se transmite a los alumnos el amor y la devoción por una fiesta tan importante.
Nueva imagen de la Inmaculada Concepción
La imagen de la Inmaculada parte de los modelos clásicos de la estatuaria barroca sevillana para ofrecer otra versión en la que resuelve con acierto la tendencia a la mera imitación de los referentes escultóricos y pictóricos tan conocidos. Emplea materiales tradicionales de la imaginería: terracota policromada y telas encoladas, resueltos de manera sobresaliente en una figura que, en su conjunto, alcanza los dos metros de altura.
Con un profundo conocimiento del empleo de estos materiales en los que destacó especialmente el escultor dieciochesco Cristóbal Ramos, Pérez Rojas dota de monumentalidad a una de las iconografías predilectas en la piedad popular sevillana. El modelado está resuelto a base de grandes planos en los que el escultor concibe una figura reposada, con un gesto oferente, muy cuidado para el destino final de la obra.
El empleo de una decoración barroca en la cenefa del manto y la túnica de la Virgen supone una identificación con el estilo propio de una ciudad en la que, especialmente, se le rinde culto a la Virgen María con las flores, tanto frescas como espirituales. La simbología está presente en la ornamentación para justificar el empleo de los motivos vegetales que tan exuberante y lucido resultado muestran.