«El flamenco no se acaba”. Lo dijo Pepa Sánchez, directora académica de la Fundación Cristina Heeren en la presentación de las galas de fin de curso Flamenco en el Alamillo 2019. Y lo demostraron los casi cien alumnos internacionales de la escuela de flamenco en las más de veinte actuaciones ofrecidas en el escenario del Cortijo del Alamillo las noches del 20 y 21 de junio. Con el cielo estrellado como marco y arropados por profesores, familiares y compañeros, los estudiantes ofrecieron dos inolvidables noches de cante, baile, guitarra… y convivencia. Un cantaor holandés, un guitarrista cubano, una bailaora mexicana, una cantaora siria, una guitarrista italiana, un bailaor portugués, norteamericanos, franceses, indios, turcos, guatemaltecos, españoles, andaluces y sevillanos: todos demostraron que el arte trasciende cualquier diferencia, que la música está por encima de las fronteras, que el flamenco nos une.
Las sofisticadas alegrías a cinco guitarras de Niño de Pura, una austera farruca de Rafael Campallo para cinco bailaores, la dulce milonga-vidalita de Milagros Menjíbar con la creciente voz de Marián Fernández, la sensual guajira a tres batas y abanicos de Luisa Palicio, el romance guitarrístico para el baile de Makeda Benítez, los tangos de Graná de los alumnos principiantes de Paco Cortés, los graciosos tanguillos con sombrero de las alumnas de primer curso, el trío femenino por tientos-tangos de Ebla Sadek y Laura Martí con Leah Kruszewski al toque, la potente clausura de Juan Tomás Domínguez por alegrías con los discípulos tocaores de Pedro Sierra… fueron algunos de los más de veinte números en cartel.
Y destacable fue el abanico de voces cantaoras descubiertas en los Concursos Talento Flamenco que, aleccionados por José de la Tomasa, brindaron intervenciones como la seguiriya de Elisabeth Nadal, la soleá de Antonio Mena, la malagueña de Alba Martos o las cantinas de Ana Lorenzo. Y si hubo un momento para la emoción, ese fue el homenaje que las alumnas de los talleres extra-académicos de baile rindieron a la maestra Carmelilla Montoya. Niñas y mayores, entre ellas, las becadas de Fundación Alalá, bailaron para la querida artista por tangos de Triana, con el apoyo de la repetidora Patricia Lozano, el guitarrista Ángel Doblado, la cantaora Silvia Ortega y las pequeñísimas Matilda y Lucía a los coros. Al final, le dieron las gracias, su aplauso y flores de colores.
El programa mostró la amplia, variada y profunda formación que los alumnos de escuela de flamenco han asimilado durante los últimos nueve meses, cursando un programa académico que, en paralelo a las materias teóricas y técnicas, da cada vez más peso a la práctica. De hecho, como señaló la directora, las galas de fin de curso son una de las varias ocasiones que, a lo largo del año, tienen los alumnos del centro para “demostrar sus competencias en público”. Y, por supuesto, para recibir los primeros aplausos de una carrera profesional que, para muchos, ya está a punto de empezar. ¡Ole a todos!