El Ayuntamiento de Córdoba financia con 17.292 euros un proyecto de acción humanitaria destinado a fortalecer las capacidades de resiliencia de la población más vulnerable de la ciudad del Cusco ante la crisis alimentaria generada por la pandemia Covid-19 mediante la producción de alimentos y la mejora de hábitos alimentarios y de higiene y de limpieza en el hogar.
En el proyecto iniciado en este mes de abril participará la población de 9 barrios periféricos de los distritos de Cusco y Santiago, funcionariado de las dos municipalidades, profesorado y alumnado de la facultad de psicología de la Universidad del Cusco y colaboradoras de las dos parroquias.
En las zonas periféricas de la ciudad de Cusco existen importantes bolsas de pobreza que acogen a familias que migraron del campo a las ciudades en busca de empleo, educación y salud con la idea de acceder a una mejor calidad de vida. El sueño de estas familias poco a poco fue disolviéndose al tener que enfrentar a diario la hostilidad, la exclusión social y todo tipo de discriminaciones, obligándolas a ocupar las zonas marginales de la ciudad, sin servicios de transporte, ni salud, ni agua ni saneamiento, habitando en viviendas precarias y autoconstruidas en zonas de alta pendiente no aptas por su alto peligro de derrumbe.
Las familias de estos barrios populares del Cusco se han visto fuertemente afectadas durante la actual pandemia por el desempleo masivo. Su dedicación mayoritaria al comercio informal, precario y temporal les obliga a “trabajar para comer en el día”. La falta de ingresos económicos por la inactividad forzosa ocasionada por los largos meses de confinamiento y la debilidad y desarticulación de los programas sociales del Estado está repercutiendo gravemente en la seguridad alimentaria de estas familias en situación de pobreza y extrema pobreza económica y multidimensional, especialmente en la infancia. Como indicador destacar que los niveles de desnutrición crónica se han incrementado en la infancia menor de 3 años y la anemia está por encima del 50% de la infancia menor de 5 años. Estas y otras enfermedades que ponen en riesgo la salud y el futuro de la población infantil, la juventud y la población adulta mayor, que son los colectivos más afectados, más aun teniendo en cuenta que estos segmentos de la población representa el 53,04% de la población del distrito de Cusco y el 54,15 % de Santiago.
En este contexto, en base al trabajo en terreno del Centro Guaman Poma de Ayala, la información generada de experiencias anteriores y la proporcionada directamente por la población, se identifica como problema central la acentuación de la vulnerabilidad de las personas ante la crisis alimentaria generada por la pandemia, teniendo como causas principales el limitado acceso a los alimentos básicos, las deficientes condiciones para garantizar la salud de las personas y las desarticuladas intervenciones en la atención de las personas ante la crisis alimentaria. A su vez son numerosas las causas secundarias que completan un panorama en el corto y mediano plazos lleno de incertidumbre.
Con la implementación de este presente proyecto se busca minimizar la vulnerabilidad de las personas frente a la crisis alimentaria, facilitando el acceso y disponibilidad de alimentos saludables, mejorando las condiciones para una adecuada salud y articulando las intervenciones locales para atender a la población de escasos recursos económicos.
Con este propósito, el proyecto ha priorizado desarrollar un conjunto de actividades, entre las que destacan:
– La recría de aves de corral, que permitirá generar ingresos económicos para 150 hogares y dará la posibilidad de acceder a proteínas, calorías y micronutrientes con el consumo de la carne de aves de corral.
– La mejora en los hábitos de higiene y limpieza, que permitirá la prevención de enfermedades asociadas con la presencia de hongos, bacterias y virus (como el de la Covid-19), así como la capacitación en la preparación de jabones a partir del reciclaje de los aceites de cocina, evitando que este producto contamine las aguas y que el aceite usado ingrese a la economía circular para la promoción del aseo personal y la generación de ahorros en la ya precaria economía familiar.
– La promoción del trabajo articulado entre instituciones públicas y privadas, que dará la posibilidad de apalancar recursos económicos e insumos para el funcionamiento de dos comedores populares que atenderán a la población indigente de bajos recursos y aquellas familias que no pueden abastecerse de alimentos.
Además, para la implementación del proyecto, se han diseñado diferentes estrategias, como:
– La conformación de 2 comités de gestión integrados por representantes de los comités de vaso de leche, la Iglesia, las municipalidades destinatarias y el personal voluntario, para fiscalizar el correcto uso de los recursos económicos en las actividades productivas y de asistencia alimentaria a la población que, además, movilice fondos para una mayor atención a las familias pobres.
– Generar propuestas técnicas a ser presentadas a las municipalidades para su inclusión como iniciativas o emprendimientos económicos financiables desde las municipalidades, que se constituiría en otro impacto generado por el proyecto.
– Contar con el estudiantado de los últimos ciclos de las facultades de ciencias de la salud, en especial de las facultades de psicología de dos universidades cusqueñas, a fin de prestar atención especializada, toda vez que el confinamiento viene provocando afecciones en la salud mental de las personas, en especial de las mujeres y la niñez, quienes, de una u otra manera, son las más afectadas con esta pandemia.